sábado, 2 de agosto de 2014

EDILBERTO CARDONA BULNES

Nació en Comayagua el 17 de mayo (1935), falleció en la misma ciudad el 2 julio (1991). En 1971 obtuvo el premio de Poesía Jorge Federico Travieso auspiciado por la Escuela superior del Profesorado, con su trabajo en verso "Los ángeles murieron" y previamente con el soneto "Velásquez Evangelizador del iris". Para Roberto Sosa, "poesía de raigambre humana... de 1935-1991. Realizó estudios en la Escuela Normal Pedro Nufio, donde obtuvo el título de Maestro de Educación Primaria. Además del de Bachiller en el Instituto León Alvarado de Comayagua. Obtuvo en  Elche, España, el premio "Café Marfil" en 1973, con la obra "Los Interiores". También el premio "Jorge Federico Travieso" con la obra "Loa Ángeles Murieron" Obras Publicadas: "Jonás" Editorial EDUCA, 1980. "Los Interiores" editada por Café Marfil. Sin publicar: "Levítico" " Montaña a Media Noche" y otras.
En los últimos años, en lo más intenso de su obra poética publicada; Cardona Bulnes, fue recogiendo su poesía a un estado de “suspensión” mística, a una abolición del “yo” de todos los días para alejarse –como una asceta- a un espacio espiritual que estaba fuera del Logos, de los sistemas, de la lengua. El veía al poeta como un “apóstol”, un “enviado”, un “relator” de desatadas fuerzas divinas que estaban más allá de él, de su yo social; fuerzas que lo utilizaban para revelarse, más que analógica, una poesía anagógica… solo para una especie de hermandad de lectores creyentes del valor revelador y convocador de la palabra poética.
Esto lo alejó radicalmente de su tiempo, de los códigos poéticos oficiales que imperaban en la literatura hondureña de los setentas y ochentas.
Eran los años del compromiso social y la memoria. La poesía de Cardona Bulnes era una genial excepción a la moda poética de aquellos años. Consideraciones literarias aparte, Cardona Bulnes nunca quiso aislarse: casi todos sus libros y uno que otro poema suelto fueron enviados a concursos aquí y en el extranjero, resultando premiados casi siempre. No obstante, en Honduras la circulación de sus libros fue y es limitadísima. Unos cuantos poseemos fotocopias de algunos; quizás, uno que otro cuadernillo y, remotamente, poemas sueltos publicados en revistas y periódicos por los pocos amigos que tuvo en vida.

En “Jonás, líneas en una botella”, 

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