sábado, 2 de agosto de 2014

UNIVERSIDAD CRISTIANA EVANGÉLICA NUEVO MILENIO


Licda.  Nidia Jacqueline Díaz
CATEDRATICA

Autores Literarios de Honduras
PROYECTO

Español
ASIGNATURA


La Clase de Español 101 Segundo Periodo del Año 2014
PRESENTADO

  

San Pedro Sula 02 de Agosto del 2014

RAMÓN ROSA

Tegucigalpa, 14 de julio de 1848  Tegucigalpa 28 de mayo de 1893 fue un destacado abogado, periodista, político y escritor liberal de la segunda mitad del siglo XIX.
Ramón Rosa, fue hijo aun de Juan José Soto e Isidora Rosa. Aprendió sus primeras letras con una famosa profesora, que más tarde personificó en su obra La maestra escolástica. Se graduó de bachiller en filosofía en la Universidad Nacional de Tegucigalpa y seguidamente realizó sus estudios universitarios de jurisprudencia en Guatemala donde se gradúa en el mes de octubre de 1871, a la edad de 23 años y, al triunfar la reforma liberal en ese país, en 1871, ocupo el puesto de subdirector de Hacienda y luego la Secretaría de Relaciones Exteriores. Fue cofundador del periódico El Centroamericano. Cuando el mandatario guatemalteco Justo Rufino Barrios decidió instalar a Marco Aurelio Soto y al propio Ramón Rosa al mando de los destinos de Honduras, ambos desembarcaron en Amapala y en 1876, inaugurando el gobierno provisional, en el que Rosa ejerció de secretario general desde 1876 a 1898, asimismo Rosa fue socio de unas empresas mineras y del Banco de Honduras, S. A. Ramón Rosa estuvo casado con Gertrudis Matute.
Fue el principal ideólogo del régimen y dio a la legislación y al sistema educativo la impronta de la filosofía positivista, lo cual se reflejó en el Código de Instrucción Pública (1892). Intentó atraer la inversión extranjera en la minería y la agricultura, después de que el proyecto de desarrollar una economía cafetalera nacional a gran escala no fructificara. Cuando Soto se vio obligado a renunciar como presidente de la República, en 1883, Rosa se dirigió a Costa Rica y Guatemala, y no volvió al país hasta 1889, continuando su labor periodística con la fundación de la revista "Guacerique". Rosa también propuso la organización del Partido Progresista, de cuyo intento también lo harían después el general Luis Bográn y Enrique Lozano, en las Elecciones generales de Honduras de 1891, el partido fue disuelto más adelante, seguidamente comenzó una etapa de inestabilidad política, liderada por el doctor Policarpo Bonilla que más tarde fundara el Partido Liberal de Honduras.
·         Ramón Rosa sobresalió en el género del ensayo y biografía. Ejemplos de lo primero son:
·         "Constitución Social en Honduras",
·         "Consideraciones Generales sobre la Independencia de Centro América",
·         "Los Partidos Políticos",
·         "Discurso de Apertura de la Universidad Central de Honduras",
·         "Conciencia del Pasado"
·         "Biografía de Don José Milla y Vidaurre",
·         "Biografía del Padre Reyes", Tegucigalpa, 1965,
·         "Biografía del Sabio José Cecilio del Valle", Tegucigalpa, 1965,
·         "Historia del Benemérito General Don Francisco Morazán", Tegucigalpa 1971.
En opinión de Rafael Heliodoro Valle, tanto Rosa como Soto fueron los estadistas que dirigieron la transformación material e intelectual de Honduras de 1876 a 1883. Rosa creía en la libertad en función del progreso. Afirmó que “Rosa fue, sobre todo un hombre de estudio, un orador que se valía de la tribuna y un escritorio que utilizaba a la prensa para diseminar ideas y dar credenciales de su vocación de pensador". Ramón Rosa fue quién penetró con más decisión en las vísceras de la realidad hondureña, y hasta hoy no han sido superadas la dignidad de su estilo y la limpieza meridiana de su pensamiento. Tenía fe en el progreso constante y en el valor de las instituciones como norma de bien. Su ideario era el de civilizador que busca en la tolerancia el aire claro.


EDILBERTO CARDONA BULNES

Nació en Comayagua el 17 de mayo (1935), falleció en la misma ciudad el 2 julio (1991). En 1971 obtuvo el premio de Poesía Jorge Federico Travieso auspiciado por la Escuela superior del Profesorado, con su trabajo en verso "Los ángeles murieron" y previamente con el soneto "Velásquez Evangelizador del iris". Para Roberto Sosa, "poesía de raigambre humana... de 1935-1991. Realizó estudios en la Escuela Normal Pedro Nufio, donde obtuvo el título de Maestro de Educación Primaria. Además del de Bachiller en el Instituto León Alvarado de Comayagua. Obtuvo en  Elche, España, el premio "Café Marfil" en 1973, con la obra "Los Interiores". También el premio "Jorge Federico Travieso" con la obra "Loa Ángeles Murieron" Obras Publicadas: "Jonás" Editorial EDUCA, 1980. "Los Interiores" editada por Café Marfil. Sin publicar: "Levítico" " Montaña a Media Noche" y otras.
En los últimos años, en lo más intenso de su obra poética publicada; Cardona Bulnes, fue recogiendo su poesía a un estado de “suspensión” mística, a una abolición del “yo” de todos los días para alejarse –como una asceta- a un espacio espiritual que estaba fuera del Logos, de los sistemas, de la lengua. El veía al poeta como un “apóstol”, un “enviado”, un “relator” de desatadas fuerzas divinas que estaban más allá de él, de su yo social; fuerzas que lo utilizaban para revelarse, más que analógica, una poesía anagógica… solo para una especie de hermandad de lectores creyentes del valor revelador y convocador de la palabra poética.
Esto lo alejó radicalmente de su tiempo, de los códigos poéticos oficiales que imperaban en la literatura hondureña de los setentas y ochentas.
Eran los años del compromiso social y la memoria. La poesía de Cardona Bulnes era una genial excepción a la moda poética de aquellos años. Consideraciones literarias aparte, Cardona Bulnes nunca quiso aislarse: casi todos sus libros y uno que otro poema suelto fueron enviados a concursos aquí y en el extranjero, resultando premiados casi siempre. No obstante, en Honduras la circulación de sus libros fue y es limitadísima. Unos cuantos poseemos fotocopias de algunos; quizás, uno que otro cuadernillo y, remotamente, poemas sueltos publicados en revistas y periódicos por los pocos amigos que tuvo en vida.

En “Jonás, líneas en una botella”, 

CLEMENTINA SUAREZ

Clementina Suárez, nació en fecha 14 de mayo de 1902 en la localidad de Juticalpa, departamento de Olancho, en la república de Honduras. Era una gran pintora y poeta. Casada con el famoso pintor y escultor José Mejía Vides, Clementina Suárez es uno de los nombres fundamentales de la poesía hondureña de vanguardia. Clementina Suárez es hija del matrimonio entre el señor Luis Suárez y la señora Amelia Zelaya Bustillo. Asimismo bisnieta del Abogado y político Felipe Bustillo presidente provisional del estado en 1881 y nieta del matrimonio compuesto por Nicolasa Bustillo Ayala y Adán Zelaya.
Clementina Suárez, fue una Bohemia apasionada de los cafés. Desde muy niña se habituó a ir donde quería y hacer lo que le pareciera. No le molestaba ser la única mujer que frecuentaba el estanco de "Mamá llaca" en el Barrio La Ronda de Tegucigalpa.
Fue una mujer que adoraba la compañía de los hombres en todas las formas, le encantaba estar rodeada de talentos, energía e ideas. De hecho la educación de Clementina era la gente.
A Clementina Suárez se le llamó la "Mujer Nueva" de Honduras. Vestía pantalones cortos y traje de baño; celebraba su cuerpo no sólo en su vida sino también en su poesía. Fue liberada, independiente y franca. Tegucigalpa se escandalizó y se intrigó por ella. Y aunque ella fue la primera mujer que publicó un libro en Honduras, la gente se interesaba más por sus amantes que por su poesía.3
En diciembre de 1991 la delincuencia se ensañó con esta noble Poeta. El Poeta Roberto Sosa le hizo su última entrevista. Mujer y Poeta. O para ser más cabales con su indivisible condición humana: Mujer Poeta. Clementina Suárez es así: Mujer por la gracia de su sexo, el cual ha sabido enaltecer a niveles muy por encima del consabido muérgano; y Poeta por destinación inclaudicable, la única en su género que ha logrado aquí, hasta hoy, ejercer tal oficio con suficiente propiedad y transcendencia.
Si hubiera una sola palabra para extraer su dilatada trayectoria vital, yo propondría: intensidad hasta la última gota de luz que fuera posible. Por eso, Clementina Suárez le ha profesado al tiempo la más legitima de las lealtades: la autenticidad, lo cual supone a despecho de lo establecido no dejarse avasallar por aquél, no prestar obediencia a sus varios y variados fueros. Ella ha vivido para crecer. Su corazón, arma de fuego, ha traspasado limpiamente los caparazones de la fijeza, la rendición o el acatamiento. Vivir intensamente es perdurar, mas sólo perdura lo voluble, lo irreductible, lo desmesurado. Suyas podrían ser estas palabras de la inmortal escritora brasileña Clarice Lispector: "No quiero la terrible limitación del que vive tan sólo de aquello capaz de tener sentido".
De igual manera su poesía no ha sido ajena, en ninguno de sus versos, a tan hermoso destino. Vida y obra han crecido trenzadas, acoyuntadas por la firme y fecunda pasión de existir, de perdurar. La obra de Clementina Suárez es, por eso, uno de los testimonios más genuinos y ejemplares que se puede encontrar dentro de la tradición literaria de Honduras. Desconocer su nombre, por mucho efusivo de macho cabrío que abunde en un ambiente como el nuestro, sería como privar a nuestras letras y, por qué no decirlo, a un período significativo de la actual formación cultural hondureña, de una voz, de una actitud con caracteres fundacionales. Vida y obra se erigen, por tanto, en hitos precursores de una forma de hacer, de una manera de ser iconoclastas, eclosivas, sin duda necesarias para potenciar todo proceso de transformación material y espiritual, así le definía el Poeta Rigoberto Paredes a esta Poeta Hondureña.
En 1970 recibió el Premio Nacional de Literatura “Ramón Rosa”.
La entrevista final
En una entrevista hecha por Roberto Sosa a Clementina sobre la crítica literaria en Honduras, comentaba que al no haber una política cultural bien planeada y organizada, todo marcha con grandes deficiencias, Creía que se podía pedir al Gobierno y a los mismos artistas, que fueran un poco más consecuentes en relación a su trabajo ya que ellos mismos son los que tienen que ir dando la pauta para encontrar en ello mismos la crítica de su obra.
Clementina era del pensar que ocasionalmente los suplementos de los diarios, algunos artículos de revistas hacían crítica. Pero que dentro de nuestras condiciones era muy difícil que alguien se dedique a la crítica porque hay montada una labor de mutuos elogios. Una debilidad es la de ser individualistas; no trabajamos los artistas en comunidad, y esa actitud nos aísla de toda realidad.
El Poeta Sosa le preguntaba en su entrevista a esa connotada escritora a su juicio quienes eran los escritores y poetas hondureños, de las diferentes épocas más relevantes. Haciendo un recuento de lo leído manifestaba, con toda claridad, creo que Alfonso Guillén Zelaya, Ramón Amaya Amador, Medardo Mejía, Froylán Turcios, Juan Ramón Molina, fueron escritores que fomentaron nuestras inquietudes y que tenían los ojos puestos en una nueva patria.
Al referirse a los escritores extranjeros que más han influido en la formación de los escritores hondureños, la Poeta era del pensar que los que lograron despertar conciencia y estar completamente claros en que su obra tenía que tener los ojos puestos en la realidad de su pueblo fueron Pablo Neruda, Cesar Vallejo, Miguel Ángel Asturias, entre otros.
Sobre los escritores que viven de su trabajo Clementina pensaba que ninguno, ya que algunos escritores, comentaba, escriben algunos artículos en los diarios pero pésimamente remunerados, y que jamás sería posible vivir con ello. Con lo que los Escritores y Poetas logran defenderse, es con la docencia en los colegios y universidades,; los demás deambulan de un lado a otro buscando acomodo, en las más difíciles condiciones.
En cuanto al periodo más importante en la historia literaria de Honduras consideraba que todos los días se avanza aunque lentamente y nos concretamos con fuentes ascendentes y renovadoras del mundo entero. Por lo menos ahora el escritor está teniendo un sentido más universal.
Finalmente le contaba al Poeta Roberto Sosa que creía que el grado de estimación del público a sus Poetas Y escritores era afectivo. Y el escritor o poeta se debía sentir compensado con cariño.
Obras:
·         Corazón Sángrate, escritos en 1930,
·         Los Templos De Fuego, en 1931,
·         De mis sábados el último, en México, 1931,
·         Iniciales en 1931 en coautoría con los mexicanos Lamberto Alarcón y Emilio Cisneros Canto y el hondureño Martín Paz
·         Engranajes, poemitas en prosa y en verso, en San José, Costa Rica, 1935,
·         Veleros, en La Habana, 1937,
·         De la desilusión a la esperanza, en 1994,
·         Creciendo con la hierba, en 1957,
·         Canto a la encontrada patria y su héroe en 1958, y
·         El Poeta y su señales, en 1969.
Poemas:
·         Lamentos en el Espacio
·         Afuera ruge el viento.
·         Tu cabeza está en mis piernas.
·         La noche se entretiene en ronda de fantasmas.
·         Aguas desbarrancadas cortan narcisos y nieblas, para adornar la tumba de tanto pájaro muerto.
·         Tú peinas y despeinas mi cabello mientras el mar arrastra sangre y lodo.
·         La sombra parece que esculpiera cadáveres.
·         ¿Quién llora y se desespera en el aire?

·         Amor. Tú estás dormido, -sin darte prisa por salir de la noche- mientras yo atajo lamentos de madres y de niños.

RAMON AMAYA AMADOR

Ramón Amaya Amador (OlanchitoYoro29 de abril de 1916 - 24 de noviembre de 1966) fue un escritor y periodista hondureño.
Ramón Amaya nació en la ciudad de Olanchito, en el departamento de Yoro. Educado en la ciudad de La Ceiba comenzó su obra y aprendizaje trabajando en unas plantaciones bananeras ubicadas en las cercanías del mar Caribe, en la costa de Honduras. En esta zona sale a la luz su primer trabajo, en 1939 y titulado La noche buena del campeño Juan Blas, editado y publicado por la revista ANC.
En 1941 comenzó una etapa como periodista, empleándose en el periódico El Atlántico de La Ceiba. Comenzó como redactor, escalando rápidamente hasta llegar a ser editor periodístico. En octubre de 1943 Ramón Amaya fundó una revista semanaria en la ciudad de Olanchito, llamada Alerta.
En 1944, escapando de persecución política, huyó buscando refugio en Guatemala, país que lo acoge por los siguientes diez años. Trabajó en el periódico Nuestro Diario y prestó colaboración en El Popular Progresista, Mediodía y Diario de Centroamérica. Tras el derrocamiento del presidente Jacobo Arbenz, buscó asilo en la embajada de Argentina para posteriormente migrar hacia este país, donde se radicó en la ciudad de Córdoba y trabajó para la editorial Sarmiento, es en esta ciudad donde conoció a Regina Arminda Fúnez con quien se casaría el 19 de enero de 1957.
En mayo de 1957 regresó a Honduras, donde comenzó a trabajar para el periódico El Cronista y fundó la revista Vistazo en Tegucigalpa. En abril de 1959 abandona de nuevo el país junto con su esposa y sus dos hijos: Aixa Ixchel y Carlos Raúl, radicándose en Checoslovaquia. Tomó residencia en la ciudad de Praga, donde trabajó para una revista llamada Problems of Peace and Socialismo hasta su muerte. Ésta ocurrió debido a un accidente de aviación acaecido en las cercanías de la ciudad de Bratislava, Eslovaquia.
En septiembre de 1977 los restos de Ramón Amaya Amador finalmente fueron repatriados y regresaron a la ciudad de Tegucigalpa, M.D.C. su viuda Regina Arminda Fúnez, fallecería en la república de Argentina en 2007.
Obras:
·            Prisión Verde (1945)
·          Amanecer (1947)
·          El indio Sánchez (1948)
·          Bajo el signo de la Paz (1953)
·          Constructores (1957)
·          El señor de la sierra (1957)
·          Los brujos de Ilamatepeque (1958)
·          Memorias de un canalla (1958)
·          Biografía de un machete (1959)
·          Destacamento rojo (1960)
·          El camino de mayo (1963)
·            Cipotes (1963)
·          Con la misma herradura (1963)
·          Jacinta Peralta (1964)
·          Operación gorila (1965)
·          Morazaneida (1966) Hasta ahora solo un volumen de cinco editado

·          Los rebeldes de la villa de San Miguel 1964-1966